Fuente: Título: Historia general de las cosas de Nueva España por el fray Bernardino de Sahagún: el Códice Florentino. Libro XII: de la conquista de México
SAHAGÚN, FRAY BERNARDINO
RIBEIRA DE (1499-1590)
Misionero, autor de la Historia Universal de las cosas
de la Nueva España y padre de la Antropología americana, nacido en Sahagún
entre 1499 y 1550, y muerto en México en 1590.
Método científico
Al menos 45 años de la vida de Sahagún estuvieron
dedicados a la investigación y la escritura de una obra lingüística y
etnográfica sobre las poblaciones nahuas del centro de México. El depurado
método, esencialmente filológico, que utilizó para elaborar, entre 1558 y 1569,
su Historia general de las cosas de Nueva España, está generalmente
considerado como uno de los más importantes antecedentes del que emplea la
moderna antropología cultural, y, en cualquier caso, es innegable que es el
pionero de los métodos modernos de investigación etnográfica y lingüística en
América e, incluso, el padre de la Antropología del Nuevo Mundo. "No
sólo utiliza pinturas indígenas -afirma Esteve Barba- sino que las
suscita para utilizarlas. No sólo escribe en náhuatl, que conoce a la
perfección, sino que investiga además la naturaleza del idioma que emplea,
considerándolo como el mejor auxiliar para sus trabajos de investigación
etnográfica... Es un etnólogo y un lingüista que se adelanta en varios siglos a
su época".
Además, su obra está considerada como fuente básica para
los estudios modernos del México prehispánico, y su utilización desde el siglo
XIX ha contribuido esencialmente a la formación de la escuela etnohistórica
mexicana. Por otra parte, la actividad pedagógica de Sahagún en el Colegio de
Santa Cruz, a la que dedicó alrededor de cuarenta años, favoreció la formación
de un grupo intelectual indígena que preparó textos históricos y etnográficos
muy importantes sobre el pasado prehispánico.
Sahagún dedica amplios estudios al calendario, la
astrología y la medicina. No obstante,
destaca especialmente el libro undécimo de su Historia
general..., titulado «De las propiedades de los animales, aves, peces,
árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores», que es una
auténtica exposición sistemática de la zoología, la botánica y la mineralogía
de los indios mexicanos. Resulta muy significativa la «minuta» o formulario de
preguntas -reconstruido por Garibay- que Fray Bernardino propuso a sus
informantes en lo que respecta a los animales:
"1-El nombre del animal, y si tiene varios,
díganse. Agréguese la razón de haberle dado este nombre. 2-Cómo es, qué
aspecto, cualidades y forma tiene. 3-En dónde se cría y anda.
4-Qué hace, cuál es su oficio, bueno o malo,
o si no tiene. 5-Cómo se proporciona el alimento. Díganse los modos raros para
ello, si los tiene. 6-Cómo se coge o caza. 7-Costumbres y particularidades
dignas de conocerse. 8-Historias populares en que entre el animal. 9-Dichos
salidos de sus costumbres, o modos que tiene."
(Enciclonet)
HISTORIA GENERAL DE LAS
COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA
(Tomo II)
(FRAGMENTO)
EL DOZENO LIBRO
Tracta de cómo los españoles conquistaron a
la ciudad de México
Aunque muchos han escrito en romance la
conquista de esta Nueva España, según la relación de los que la conquistaron,
quísela yo escrevir en lengua mexicana, no tanto por sacar algunas verdades de
la relación de los mismos indios que se hallaron en la conquista, cuanto por
poner el lenguaje de las cosas de la guerra, y de las armas que en ella usan
los naturales, para que de allí se puedan sacar vocablos y maneras de dezir
proprias para hablar en lengua mexicana. Cerca de esta materia allégase también
a esto que los que fueron conquistados supieron y dieron relación de muchas
cosas que passaron entre ellos durante la guerra, las cuales ignoraron los que
los conquistaron, por las cuales razones me parece que no ha sido trabajo
superfluo el haver escrito esta hestoria, la cual se escrivió en tiempo que
eran vivos los que se hallaron en la misma conquista, y ellos dieron esta
relación, personas principales y de buen juizio, y que se tiene por cierto que
dixeron toda verdad.
CAPITULO 1
De las señales y pronósticos que aparecieron
antes que los españoles veniesen a esta tierra ni huviese noticia de ellos
Diez años antes que viniesen los españoles de
esta tierra pareció en el cielo una cosa maravillosa y espantosa, y es que
pareció una llama de fuego muy grande y muy resplandeciento. Parecía que estava
tendida en mismo cielo; era ancha de la parte de
abaxo, y de la parte de arriba, aguda, como cuando fuego
arde. Parecía que la punta de ella llegava hasta medio del cielo. Levantávase
por la parte del oriente luego después de la medianoche, y salía con tanto
resplandor que parecía día. Llegava hasta la mañana; entonce se perdía de
vista. Cuando salía sol estava la llama en lugar que está sol a mediodía. Esto
duró por espacio de un año cada noche. Començó en las doze casas; y cuando
parecía a la medianoche toda la gente gritava y se espantava; todos sospechavan
que era señal de algún gran mal.
La segunda señal que aconteció fue que chapitel de un cu
de Uitzilopuchtli, que se llamava Tlacatecca, se encendió milagrosamente y se
quemó. Parecía que las llamas del fuego salían de dentro de los maderos de las
colunas, y muy de presto se hizo ceniza. Cuando ardía començaron los sátrapas a
dar vozes, diziendo: "¡Oh, mexicanos! Venid presto a apagar fuego con
cántaros de agua." Y venida agua, echávanla sobre fuego y no se apagava,
sino más antes se encendía, y así se hizo todo brasa.
La tercera señal o pronóstico fue: cayó un rayo sobre cu
de Xiuhtecutli, dios del fuego, cual estava techado con paja; llamávase
Tzunmulco. Espantáronse de esto porque no lluvía sino agua menuda, que no suele
caer rayos cuando ansí llueve, ni huvo tronido, sino que no saben cómo se
encendió.
La cuarta señal o pronóstico fue que de día, haziendo
sol, cayó una cometa. Parecían tres estrellas juntas que corrían a la par muy
encendidas y llevavan muy largas colas. Partieron de hazia occidente y corrían
hazia oriente; ivan echando centellas de sí. Desque la gente las vio començaron
a dar gran grita; sonó grandíssimo ruido en toda la comarca.
La quinta señal o pronóstico fue que se levantó la mar de
México con grandes olas. Parecía que hervía sin hazer aire ninguno, la cual
nunca se suele levantar sin gran viento. Llegaron las olas muy lexos y entraron
entre las casas; sacudían en los cimientos de las casas; algunas casas cayeron.
Fue grande espanto de todos por ver que sin aire se havía de tal manera embravecido
agua.
La sesta señal o pronóstico es que se oía en aire de
noche una voz de muger que dezía: "¡Oh, hijos míos, ya nos perdemos!"
Algunas vezes dezía: "¡Oh, hijos míos! ¿Dónde os llevaré?"
La séptima señal o pronóstico es que los
cazadores de las aves del agua cazaron una ave parda del tamaño de una grulla,
y luego la fueron a mostrar a Motecuçoma, que estava en una sala que llamavan
Tlillancalmécac; era después de mediodía. Tenía esta ave en medio de la cabeça
un espejo redondo donde se parecía cielo y las estrellas y especialmente los
Mastelejos que andan cerca de las Cabrillas. Como vio esto Motecuçoma
espantóse, y la segunda vez que miró en espejo que tenía ave, de ahí a un poco
vio muchedumbre de gente junta que venían todos armados encima de cavallos. Y
luego Motecuçoma mandó llamar a los agureros y adivinos y preguntólos:
"¿No sabéis qué es esto que he visto? Que viene mucha gente junta." Y
antes que respondiessen los adivinos desapareció ave, y no respondieron nada.
La octava señal o pronóstico es que aparecieron muchas
vezes mostruos en cuerpos mostruosos. Llevávanlos a Motecuçoma, y en viéndolos
él en su aposento que se llamava Tlillancalmécac, luego desaparecían.
CAPITULO 3
De lo que Motecuçoma proveyó después que oyó la
relación de los que vieron los primeros navíos
Como huvo oído Motecuçoma las nuevas de los que vinieron
de la mar, mandó luego llamar al más principal de ellos, que se llamava
Cuetlaxtéatl, y los demás que havían venido con la mensajería. Y mandólos que
pusiesen guardas y atalayas en todas las estancias de la ribera de la mar: la
una se llama Nauhtlan Toztlan, otra Mictlan Cuauhtla, para que mirasen cuando
bolviesen aquellos navíos, para que luego diesen relación. Con esto se
partieron los calpisques o capitanes, y mandaron luego poner atalayas en las
dichas estancias. Y Motecuçoma juntó luego sus principales: uno que se llamava
Cioacóatl, otro Tlilpotonqui, otro Tlacochcálcatl, otro Cuappiatzin, otro
Ticociaoácatl, otro Quetzalaztatzin, otro Uitznaoatlailótlac, otro
Hecatempatiltzin. A todos éstos comunicó las nuevas que havían llegado, y
mostrólos las cuentas de vidrio que havían traído los mensajeros, y díxolos:
"Paréceme que son piedras preciosas. Guárdense mucho en la recámara; no se
pierda ninguna; y si alguna perdiere, pagarla han los que tienen cargo de
guardar la recámara."
De ésta ahí a un año, en año de treze conejos, vieron en
la mar navíos los que estavan en las atalayas, y luego vinieron dar mandado a
Motecuçoma con gran priesa. Como oyó la nueva Motecuçoma, despachó luego gente
para recibimiento de Quetzalcóatl, porque pensó que era él que venía, porque
cada día le estavan esperando, y como tenía relación que Quetzalcóatl havía ido
por la mar hazia oriente y los navíos venían de hazia oriente, por esto
pensaron que era él. Embió cinco principales a que le recibiesen y le
presentasen una gran presente que le embió.
De los que fueron: el más principal de ellos
que se llamava Yoalliichan; el segundo Tepuztécatl; el tercero Tiçaoa, y el
cuarto Ueuetécatl; y el quinto Uueicamecatleca.
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