sábado, 20 de septiembre de 2014

La Crónica: "Historia general de las cosas de Nueva España". Fragmento





Fuente: Título: Historia general de las cosas de Nueva España por el fray Bernardino de Sahagún: el Códice Florentino. Libro XII: de la conquista de México

SAHAGÚN, FRAY BERNARDINO RIBEIRA DE (1499-1590)

Misionero, autor de la Historia Universal de las cosas de la Nueva España y padre de la Antropología americana, nacido en Sahagún entre 1499 y 1550, y muerto en México en 1590.

Método científico

Al menos 45 años de la vida de Sahagún estuvieron dedicados a la investigación y la escritura de una obra lingüística y etnográfica sobre las poblaciones nahuas del centro de México. El depurado método, esencialmente filológico, que utilizó para elaborar, entre 1558 y 1569, su Historia general de las cosas de Nueva España, está generalmente considerado como uno de los más importantes antecedentes del que emplea la moderna antropología cultural, y, en cualquier caso, es innegable que es el pionero de los métodos modernos de investigación etnográfica y lingüística en América e, incluso, el padre de la Antropología del Nuevo Mundo. "No sólo utiliza pinturas indígenas -afirma Esteve Barba- sino que las suscita para utilizarlas. No sólo escribe en náhuatl, que conoce a la perfección, sino que investiga además la naturaleza del idioma que emplea, considerándolo como el mejor auxiliar para sus trabajos de investigación etnográfica... Es un etnólogo y un lingüista que se adelanta en varios siglos a su época".

Además, su obra está considerada como fuente básica para los estudios modernos del México prehispánico, y su utilización desde el siglo XIX ha contribuido esencialmente a la formación de la escuela etnohistórica mexicana. Por otra parte, la actividad pedagógica de Sahagún en el Colegio de Santa Cruz, a la que dedicó alrededor de cuarenta años, favoreció la formación de un grupo intelectual indígena que preparó textos históricos y etnográficos muy importantes sobre el pasado prehispánico.

Sahagún dedica amplios estudios al calendario, la astrología y la medicina. No obstante,
destaca especialmente el libro undécimo de su Historia general..., titulado «De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales y piedras, y de los colores», que es una auténtica exposición sistemática de la zoología, la botánica y la mineralogía de los indios mexicanos. Resulta muy significativa la «minuta» o formulario de preguntas -reconstruido por Garibay- que Fray Bernardino propuso a sus informantes en lo que respecta a los animales:
"1-El nombre del animal, y si tiene varios, díganse. Agréguese la razón de haberle dado este nombre. 2-Cómo es, qué aspecto, cualidades y forma tiene. 3-En dónde se cría y anda.
4-Qué hace, cuál es su oficio, bueno o malo, o si no tiene. 5-Cómo se proporciona el alimento. Díganse los modos raros para ello, si los tiene. 6-Cómo se coge o caza. 7-Costumbres y particularidades dignas de conocerse. 8-Historias populares en que entre el animal. 9-Dichos salidos de sus costumbres, o modos que tiene."
(Enciclonet)


HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA
(Tomo II)
(FRAGMENTO)


EL DOZENO LIBRO
Tracta de cómo los españoles conquistaron a la ciudad de México

Aunque muchos han escrito en romance la conquista de esta Nueva España, según la relación de los que la conquistaron, quísela yo escrevir en lengua mexicana, no tanto por sacar algunas verdades de la relación de los mismos indios que se hallaron en la conquista, cuanto por poner el lenguaje de las cosas de la guerra, y de las armas que en ella usan los naturales, para que de allí se puedan sacar vocablos y maneras de dezir proprias para hablar en lengua mexicana. Cerca de esta materia allégase también a esto que los que fueron conquistados supieron y dieron relación de muchas cosas que passaron entre ellos durante la guerra, las cuales ignoraron los que los conquistaron, por las cuales razones me parece que no ha sido trabajo superfluo el haver escrito esta hestoria, la cual se escrivió en tiempo que eran vivos los que se hallaron en la misma conquista, y ellos dieron esta relación, personas principales y de buen juizio, y que se tiene por cierto que dixeron toda verdad.

CAPITULO 1

De las señales y pronósticos que aparecieron antes que los españoles veniesen a esta tierra ni huviese noticia de ellos

Diez años antes que viniesen los españoles de esta tierra pareció en el cielo una cosa maravillosa y espantosa, y es que pareció una llama de fuego muy grande y muy resplandeciento. Parecía que estava tendida en mismo cielo; era ancha de la parte de
abaxo, y de la parte de arriba, aguda, como cuando fuego arde. Parecía que la punta de ella llegava hasta medio del cielo. Levantávase por la parte del oriente luego después de la medianoche, y salía con tanto resplandor que parecía día. Llegava hasta la mañana; entonce se perdía de vista. Cuando salía sol estava la llama en lugar que está sol a mediodía. Esto duró por espacio de un año cada noche. Començó en las doze casas; y cuando parecía a la medianoche toda la gente gritava y se espantava; todos sospechavan que era señal de algún gran mal.
La segunda señal que aconteció fue que chapitel de un cu de Uitzilopuchtli, que se llamava Tlacatecca, se encendió milagrosamente y se quemó. Parecía que las llamas del fuego salían de dentro de los maderos de las colunas, y muy de presto se hizo ceniza. Cuando ardía començaron los sátrapas a dar vozes, diziendo: "¡Oh, mexicanos! Venid presto a apagar fuego con cántaros de agua." Y venida agua, echávanla sobre fuego y no se apagava, sino más antes se encendía, y así se hizo todo brasa.
La tercera señal o pronóstico fue: cayó un rayo sobre cu de Xiuhtecutli, dios del fuego, cual estava techado con paja; llamávase Tzunmulco. Espantáronse de esto porque no lluvía sino agua menuda, que no suele caer rayos cuando ansí llueve, ni huvo tronido, sino que no saben cómo se encendió.
La cuarta señal o pronóstico fue que de día, haziendo sol, cayó una cometa. Parecían tres estrellas juntas que corrían a la par muy encendidas y llevavan muy largas colas. Partieron de hazia occidente y corrían hazia oriente; ivan echando centellas de sí. Desque la gente las vio començaron a dar gran grita; sonó grandíssimo ruido en toda la comarca.
La quinta señal o pronóstico fue que se levantó la mar de México con grandes olas. Parecía que hervía sin hazer aire ninguno, la cual nunca se suele levantar sin gran viento. Llegaron las olas muy lexos y entraron entre las casas; sacudían en los cimientos de las casas; algunas casas cayeron. Fue grande espanto de todos por ver que sin aire se havía de tal manera embravecido agua.
La sesta señal o pronóstico es que se oía en aire de noche una voz de muger que dezía: "¡Oh, hijos míos, ya nos perdemos!" Algunas vezes dezía: "¡Oh, hijos míos! ¿Dónde os llevaré?"
La séptima señal o pronóstico es que los cazadores de las aves del agua cazaron una ave parda del tamaño de una grulla, y luego la fueron a mostrar a Motecuçoma, que estava en una sala que llamavan Tlillancalmécac; era después de mediodía. Tenía esta ave en medio de la cabeça un espejo redondo donde se parecía cielo y las estrellas y especialmente los Mastelejos que andan cerca de las Cabrillas. Como vio esto Motecuçoma espantóse, y la segunda vez que miró en espejo que tenía ave, de ahí a un poco vio muchedumbre de gente junta que venían todos armados encima de cavallos. Y luego Motecuçoma mandó llamar a los agureros y adivinos y preguntólos: "¿No sabéis qué es esto que he visto? Que viene mucha gente junta." Y antes que respondiessen los adivinos desapareció ave, y no respondieron nada.

La octava señal o pronóstico es que aparecieron muchas vezes mostruos en cuerpos mostruosos. Llevávanlos a Motecuçoma, y en viéndolos él en su aposento que se llamava Tlillancalmécac, luego desaparecían.



CAPITULO 3
De lo que Motecuçoma proveyó después que oyó la relación de los que vieron los primeros navíos

Como huvo oído Motecuçoma las nuevas de los que vinieron de la mar, mandó luego llamar al más principal de ellos, que se llamava Cuetlaxtéatl, y los demás que havían venido con la mensajería. Y mandólos que pusiesen guardas y atalayas en todas las estancias de la ribera de la mar: la una se llama Nauhtlan Toztlan, otra Mictlan Cuauhtla, para que mirasen cuando bolviesen aquellos navíos, para que luego diesen relación. Con esto se partieron los calpisques o capitanes, y mandaron luego poner atalayas en las dichas estancias. Y Motecuçoma juntó luego sus principales: uno que se llamava Cioacóatl, otro Tlilpotonqui, otro Tlacochcálcatl, otro Cuappiatzin, otro Ticociaoácatl, otro Quetzalaztatzin, otro Uitznaoatlailótlac, otro Hecatempatiltzin. A todos éstos comunicó las nuevas que havían llegado, y mostrólos las cuentas de vidrio que havían traído los mensajeros, y díxolos: "Paréceme que son piedras preciosas. Guárdense mucho en la recámara; no se pierda ninguna; y si alguna perdiere, pagarla han los que tienen cargo de guardar la recámara."
De ésta ahí a un año, en año de treze conejos, vieron en la mar navíos los que estavan en las atalayas, y luego vinieron dar mandado a Motecuçoma con gran priesa. Como oyó la nueva Motecuçoma, despachó luego gente para recibimiento de Quetzalcóatl, porque pensó que era él que venía, porque cada día le estavan esperando, y como tenía relación que Quetzalcóatl havía ido por la mar hazia oriente y los navíos venían de hazia oriente, por esto pensaron que era él. Embió cinco principales a que le recibiesen y le presentasen una gran presente que le embió.

De los que fueron: el más principal de ellos que se llamava Yoalliichan; el segundo Tepuztécatl; el tercero Tiçaoa, y el cuarto Ueuetécatl; y el quinto Uueicamecatleca.

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