lunes, 5 de noviembre de 2012

Anotaciones a la V parte "De cómo Grecia construyó al hombre"




A medida que la razón griega va progresando en el conocimiento de las realidades que envuelven al hombre (antropología), la misma dinámica racional se va diferenciando en distintas zonas. Ahora la razón griega de diversifica, se divide en ramas, separa de la realidad los distintos elementos que se distinguen en su ser: el metafísico, el religioso, el político, el científico, el artístico. Esta realidad trajo cosas positivas y cosas negativas. Por una parte, la justa separación entre el elemento religioso (mítico) y el racional-abstracto permitió que hubiese más objetividad en los postulados filosóficos, y con esto, la filosofía helénica pudo ser asimilada por un mayor número de culturas, aunque sean muy diversas sus creencias.

Por otra parte, el comportamiento religioso, actuando al margen de la razón, se desvirtúa porque queda relegado al ámbito de lo pasional, de lo irracional, y por eso no entra en el campo de acción de las virtudes.

Como, en el fondo, la persona humana es una, el pensamiento de los filósofos griegos de esta época -es lo que intenta demostrar Reyes en esta parte- vivió como entre dos aguas: lo racional (apolíneo) y lo irracional (dionisíaco), siendo esto último el campo de las realidades más atractivas y necesarias para el hombre. Mientras que la razón se reduce en muchos casos a una lógica rígida y descorazonada.

En estas ideas se puede resumir, a mi modo de ver, la crítica que hace Nietszche al curso de la  filosofía escolástica, que no es más que la continuación del pensamiento filosófico clásico, que se dio durante la Edad Media. Pero esto es materia de otro debate.

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