jueves, 25 de octubre de 2012

Anotaciones a la IV parte "De cómo Grecia construyó al hombre"



1. La noción de Estado según Esparta y según Atenas: Siguiendo el curso de la civilización griega, hemos ido perfilando los grupos sociales -la nobleza, el campesinado- y los ideales de formación del hombre que inspiraron a ambos grupos (Homero: la nobleza - Hesíodo: el campesinado). Ahora Reyes pasa a describir la formación del Estado según dos modelos que fueron, por así decir, antagónicos: el de Esparta y el de Atenas.

Germán Flores Hernández lo explica claramente en su libro editado por El Nacional Apuntes de historia de la Cultura I (2007)

LEER A PARTIR DEL ÚLTIMO PÁRRAFO DE LA PÁG. 25 HASTA LA PÁG. 31



Junto a la configuración de los dos modelo de Estado, aparece la figura del legislador. En Esparta se distingue el legislador Licurgo como modelo de mandatario que ejerce una estricta disciplina militar e instaura, en pocas palabras, una férrea dictadura militar cuyo espíritu y normas se inculcó a los ciudadanos desde su juventud. En Esparta, cabe destacar, nació el culto a la perfección biológica de la raza. "Pequeños nazis" les llama el historiador Gerardo Vidal: "Esparta era una fábrica de soldados capaz de ahogar hasta la última gota de instinto maternal. Se cuenta que en una ocasión, cuando se le avisó a una madre de que todos sus hijos habían muerto en el combate, ella respondió: no es eso lo que pregunto, sino si ha vencido Esparta. Y si es así, corramos a dar gracias a los dioses. Se decía también que otra madre espartana había matado ella misma a un hijo cobarde que, después de haber desertado del ejército, le había pedido protección" (Retratos de la antigüedad griega..., pp. 95-96).

Por su parte, Atenas -más artística y liberal- resaltaba más por el individualismo de sus ciudadanos que por el amor a la patria. Resalta el legislador Solón (640 a.C) que resaltó por su honradez y sabios consejos. A él se atribuye la idea de que, para ser buen gobernador, lo primero es saber gobernarse a uno mismo. Aunque pertenecía a la nobleza atenienses, supo ganarse la confianza de las clases más pobres (mercaderes, artesanos y campesinos) que lo consideraban el legislador ideal ya que "no tenía parte en los atropellos de los ricos ni estaba sujeto a las angustias de los pobres".

Solón abolió el sistema de esclavitud por deudas que regía en Atenas, e instauró un nuevo modelo de clases sociales basado en el registro fiscal o declaración de impuestos: quienes más impuestos pagaban mayores responsabilidades tenía, y podía asumir cargos políticos. Esto significó un avance porque eliminó el prejucio de la sangre.

2. Isonomía: significa igualdad. Consiste en la capacidad del Estado de igualar a los ciudadanos por medio de un sistema de leyes que establecen derechos y deberes distintos para cada grupo social, de modo que se establece un ordenamiento jurídico que comprende la justicia como lo que es razonable dar y exigir a los ciudadanos según su condición social.

3. Racionalización del estado vs. Literatura: Conviene reflexionar pausadamente en las ideas que expone Reyes cuando explica esta separación que se dio entre la noción de Estado y la evolución de la literatura ateniense (pág. 31). Recordemos que toda la literatura griega -representada en Homero, Hesíodo, etc.- portaba un ideal de hombre, de virtud ciudadana, de civilización. Más adelante, la filosofía (Sócrates, Platón, Aristóteles, principalmente) extraerá, a partir de esas narraciones fantásticas, el contenido objetivo, las ideas claves para comprender al hombre, a la sociedad, al estado, la política, etc. Por lo tanto, se apropia del contenido ético y formativo de la literatura. Esto es lo que Reyes entiende como proceso de racionalización del estado (o abstracción). La obra de Platón y de Aristóteles representan una literatura de carácter ensayístico, con un lenguaje técnico, claro, directo y teórico. No fabulado, ni ficticio.

Mientras tanto, la literatura iba tomando sus propios derroteros. Se alejó de sus fines didácticos y se orientó al entretenimiento, a la crítica, a la narración de escenas de la vida privada de los personajes. Desaparece el mito como gran intento de explicar el orden del cosmos y del hombre, y, en cambio, la trama se vuelve más superficial y anecdótica. Por eso Reyes afirma: "Los filósofos, primeros en valorar la obra literaria, encontraban en la epopeya o en el drama un servicio público definido, que era lo que andaban buscando. No así en la lírica, que escapaba por entre las mallas de su sistema ético-político. Por eso la usaban sólo a modo de adorno o cita pasajera, y nunca la examinaron a fondo en sus tablas de valoración" (p. 31).

El proceso de racionalización del Estado -que también podríamos llamar desmitificación- da origen a una serie de concepciones novedosas como la misma noción de la virtud (actuar conforme a la propia razón y no siguiendo un destino trágico de los dioses), bien común o eunomia, que ya no dependen de la arbitraria decisión de los dioses -o de los dones que los dioses quieran otorgar a los hombres- sino que es el fruto de la propia naturaleza social del hombre, con su consiguiente capacidad de descubrir el orden justo, equilibrado, de la sociedad, rectificar los errores, combatir el mal, etc.

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